El Gobierno anunció el día de
ayer un ajuste en su presupuesto para el 2016. Además, se destacó que, a pesar
de que los precios del crudo actualmente bordean los $25 por barril, el país
crecería 0,4% en 2016. Sin embargo, estas noticias no reducen la incertidumbre
sobre el panorama de la economía ecuatoriana.
Internamente la incertidumbre no
se reduce porque la economía se encuentra en recesión y los supuestos en los
que se elaboraron el presupuesto son irreales. La sobrestimación de ingresos
tributarios es un claro ejemplo de la falta de pragmatismo en la elaboración
del presupuesto. Esto no es nuevo, ya que cuando se discutía el presupuesto
2015 con un precio por barril inicial de $79, varios cuestionamientos se
hicieron sobre los mismos temas. Aunque es claro que la situación no se
encontraba tan deteriorada como ahora.
Los anuncios, externamente,
tampoco causan mayor impacto, porque se conoce lo vulnerable que se encuentra
la economía ecuatoriana en un contexto de precios bajos. Como se aprecia en el
gráfico 1, el pago de los bonos 2015 realizado en diciembre tuvo un impacto
casi nulo en el riesgo país, medido a través del EMBI. De hecho, conforme el
precio baja más, el deterioro en el riesgo país es mayor. Es verdad que otros
factores también influyen, pero queda claro que por ahora su aporte al cambio
en la tendencia del EMBI es mínimo.
Las señales que se deben emitir
no necesitan ser irrealistas, sino se requieren cambios concretos. Algunas recomendaciones
ya fueron dadas en octubre. La constante negación de los problemas que aquejan
a la economía, lo único que provoca es que el tiempo pase y los ajustes que
se deban hacer en un futuro sean más duros.