lunes, 1 de septiembre de 2014

Las carreteras en la historia



Las carreteras en la historia*

La infraestructura de un país es determinante para el crecimiento económico, no solo porque permite generar puestos de trabajo; sino porque, incluye a pueblos y ciudades en la dinámica económica. Asimismo, crea réditos electorales para el gobierno que se encarga de llevar a cabo estas construcciones; sobre todo aquellos que usan la comunicación de forma masiva y para difundir esos logros.
El presente artículo trata  dos casos importantes en países europeos luego de la I Guerra Mundial, en los que la inversión en infraestructura y específicamente en carreteras, trajo aparentes beneficios para la economía de dichos países y apoyo electoral a sus gobernantes. No se pudo sostener esos modelos económicos por las bases en los que asentaba su crecimiento, por los daños políticos y sociales que surgieron dentro de esos sistemas marcadamente autoritarios. Los réditos electorales debidos a innegables beneficios de contar con mejores vías de tránsito, fueron magnificados por la propaganda oficial sobredimensionó los efectos económicos que tendría esa inversión, solamente. Se creó mitos que hasta hoy persisten en varios países. 

Alemania

Alemania fue la gran perdedora de la I Guerra Mundial. El Tratado de Versalles que estableció los términos de la rendición condenó al vencido al pago de indemnizaciones de guerra, lo que afectó el estado de su economía en los primeros años de la década de 1920. De todas formas  como se aprecia en el cuadro 1, la economía de la República de Weimar (nombrada así después de la I Guerra Mundial) entre 1919 y 1932 registró un crecimiento anual promedio de 4,6%, a pesar de los problemas existentes de inflación, de desempleo  y las erogaciones por indemnizaciones. Aún endeble la economía, los embates de la  crisis de finales de los años 20 originada en Estados Unidos, produjo  entre 1930 y 1932 una contracción en promedio del 5,1% como se aprecia en el gráfico 1. Esto provocó nuevamente el surgimiento del descontento en la población que vio ascender el desempleo y la inflación.
La situación negativa fue aprovechada por Adolf Hitler que en 1933 alcanzó su nombramiento como Canciller y un año más tarde tomó todos los poderes mediante un referéndum ante la muerte del presidente Hindenburg. El nuevo régimen empezó una gran campaña de publicidad sobre las obras llevadas a cabo. El gran proyecto conocido como “Autobahn” se inició en septiembre de 1933. A  pesar que en un inicio se esperaba que el proyecto genere 600.000 nuevas plazas de trabajo, apenas creó 125.000 en su punto más alto[1]. En 1935 fue inaugurada la primera parte de la “Autobahn” y en 1936 habían sido terminados cerca de 1.000km de los 9.000km planeados para dicha fecha.  Sin embargo, la propaganda llevada a cabo por el régimen fue importante para generar aceptación de parte de la población alemana. Como demuestran Voigtlaender, N. y Voth,H. (2014),  la construcción de la carretera logró que la oposición electoral que surgió frente al régimen dictatorial de Hitler disminuyera significativamente en los distritos atravesados por el proyecto “Autobahn”. Los mismos autores encuentran que mientras más lejos se encontraba la carretera del distrito, la reducción en la oposición al régimen era menor. Ritschl (1998) otro autor que ha analizado la relación entre infraestructura y política, sugiere que los efectos económicos de la obra pública en el agregado del crecimiento  fueron modestos. Esto corrobora lo expuesto en el cuadro 1, que muestra un crecimiento promedio de 2,1% en el periodo de gobierno de Hitler; que contrasta con el 4,6% en el periodo previo.
La economía alemana fue golpeada severamente durante la segunda Guerra Mundial, lo que ocasionó una contracción promedio del PIB del 7,7% anual entre 1939 y 1945. En el largo plazo, los iniciales logros de crecimiento económico no se sostuvieron. La contracción a la que llevó la II Guerra Mundial a la economía alemana se aprecia claramente en el gráfico 1, en el que además se observa que el decrecimiento provocado por la I Guerra Mundial fue similar en magnitud al de la II Guerra Mundial, pero de menor duración. 

Gráfico 1: Crecimiento Real Alemania (1910-1950)
Fuente: Maddison Project
Elaboración: Autor

Italia

En el caso italiano el ascenso de Benito Mussolini al poder se produjo, entre otras cosas, por el descontento que provocó el Tratado de Versalles dentro del país; además de problemas como: deudas de guerra, inflación, desempleo y déficits en el sector fiscal. A pesar de que Italia perteneció al bando que triunfó, las consecuencias post guerra produjeron un sentimiento de derrota en los ciudadanos.  La economía italiana se contrajo en promedio 9% durante 1919 y 1921, lo que facilitó el ascenso de Mussolini. Una vez que tomó el poder en 1923, “Il Duce” tuvo tres etapas importantes que marcaron su política económica. La primera de ellas  denominada “Batalla por la lira”, en la que se buscó revalorizar su moneda produjo un encarecimiento de las exportaciones. Durante la segunda etapa conocida como “corporativismo” se designaron seis sectores que servirían como base para el desarrollo y se nombró un ministro encargado de éstas. Estas decisiones crearon mayor burocracia (se habría duplicado, según  algunos autores), proteccionismo y subsidios. Además las empresas beneficiadas, durante este periodo,  alcanzaron réditos al someterse al gobierno; sin que esto represente mejoras en productividad. Así, por ejemplo, la productividad  por trabajador en sectores como la agricultura cayó de 2,2% a 1,6% en el periodo 1921-1938[2]. Finalmente, la etapa de “autarquía” permitió que el gobierno controle de manera directa toda la economía y destine importantes recursos al gasto militar.
Durante  la dictadura de Mussolini se estima que se construyeron cerca de 6.500 kilómetros de carretera y alrededor de 400 puentes. Al contrario de lo que ocurrió en Alemania, el gasto en infraestructura no era el elemento esencial dentro de la propaganda oficial. Los problemas que tenía Italia obligaron a que el gobierno centre su publicidad en temas específicos como la “Batalla por el Grano”. La aparición de otras exigencias coyunturales obligó a manejar un sistema de propaganda con menor éxito que el alemán. La inversión en infraestructura tuvo poco reflejo en el crecimiento de la economía, ya que entre 1921 y 1938 la tasa promedio de anual fue de 2,4%. Es decir, el crecimiento promedio en 17 años apenas superó al crecimiento promedio de la Alemania Nazi durante los seis primeros años del gobierno de Hitler como se aprecia en la tabla 1.  Además, el crecimiento promedio  de Italia incluso fue similar al que tuvo Francia durante el mismo periodo, a pesar de que las políticas llevadas a cabo en el primer caso tuvieron e incluso tienen mayor publicidad. Al igual que en el caso alemán,  el costo de la II Guerra Mundial para Italia fue alto. La economía se contrajo anualmente en promedio 6,4% durante dicho periodo.  El modelo no provocó ningún milagro económico y probó que para alcanzar su sostenibilidad política, económica y social; no era suficiente una alta inversión en infraestructura.

Crecimiento Promedio Periodo
Alemania
Eventos
Crecimiento Promedio Periodo
Italia
Eventos
1900-1913
1,5%
-
1900-1913
3,8%
-
1914-1918
-8,1%
I Guerra Mundial
1914-1918
6,0%
I Guerra Mundial
1919-1932
4,6%
República de Weimar
1919-1921
-9,0%
-
1933-1938
2,1%
Hitler Canciller
1923-1938
2,4%
Mussolini Presidente
1939-1945
-7,7%
II Guerra Mundial
1939-1945
-6,4%
II Guerra Mundial
1946-1959
9,1%
-
1946-1959
8,9%
-
Fuente: Maddison Project




Elaboración: Autor







La historia rima

En el caso alemán e italiano existen elementos comunes que se repiten en varios países hasta la actualidad. Primero, el descontento general con el sistema de gobierno desgastado por motivos económicos, principalmente, permite al ascenso rápido de los regímenes totalitarios. Segundo, un elevado gasto público permite invertir de manera importante en infraestructura (carreteras) que trae beneficios para los gobiernos, principalmente en el ámbito electoral. Tercero, las carreteras sirven como propaganda para difundir los aparentes éxitos, aunque paralelamente se lleven a cabo medidas que reduzcan las libertades y reduzcan la oposición al régimen. Finalmente, el modelo fracasa y las cifras económicas no reflejan mayores diferencias frente a periodos anteriores;  por lo que el aparente milagro económico es simplemente una creación de la propaganda oficial. Este ciclo ha sido parte de la historia de muchos países y es, incluso, parte del presente de otros;  y  aunque la historia no se repita de manera exacta sí rima, lo que provoca riesgos para los buscan imitar este camino.

*Artículo publicado originalmente en Carta Económica (CORDES), Agosto 2014.

[1] Voigtlaender, N. & Voth,H. (2014). “Highway to Hitler”. NBER.
[2] Maier, C. (1987). “In search of stability. Explorations in historical political economy”. Cambridge University Press.

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