En Ecuador la
producción y exportación petrolera a gran escala inició en 1972. Si bien la
explotación de crudo data desde la década de 1920 en la actual provincia de
Santa Elena, el volumen de producción era moderado y alcanzó en sus mejores
años los 10.000 barriles diarios, equivalentes al 1,8% de la producción de 2016
(Sierra, 1995)[1]. Salvo
en algunos años puntuales (entre 1929 y 1933), el petróleo significó, en
promedio, el 6,6% del total de exportaciones entre 1927 y 1971, mientras que
entre 1972 y 2016 representó el 50%. El petróleo, por lo tanto, ha jugado un
rol determinante en la economía del país en los últimos 45 años.
Producción y exportación
Gráfico 1: Producción de petróleo per cápita
Fuente: BCE
A partir de
1972, la producción petrolera ha sido claramente ascendente. En ese año se
produjeron cerca de 28,5 millones de barriles (78.000 barriles diarios) y en
2016 alrededor de 200 millones (550.000 barriles diarios). Es decir que en 2016
la producción petrolera fue 7 veces superior a la registrada en 1972. Sin
embargo, en términos per cápita la producción prácticamente se ha estancado. El
Gráfico 1 muestra que en promedio se han producido alrededor 11 barriles por
habitante cada año, durante el periodo 1972- 2016. Los únicos años en los que
se observa una producción por habitante ampliamente superior a ese promedio es
en el período 2004-2008, lo que coincide con la inauguración del Oleoducto de
Crudos Pesados (OCP)[2].
De hecho, el punto máximo se alcanza en el periodo 2004-2006. Posteriormente la
producción per cápita empieza a caer y, a partir de 2010, se estanca. Los
periodos con los precios del petróleo más altos, con excepción de 2003, son los
que registran un crecimiento prácticamente nulo en términos de producción.
Si bien como se mencionó
previamente, con el inicio de la exportación a gran a escala el petróleo pasó a
representar, en promedio, el 50% de las exportaciones totales, la volatilidad en
sus ventas al exterior ha sido la norma, lo que resulta consistente con la
constante variación en sus precios y con un volumen que ha variado muy poco.
Durante la década de los 70 se exportaban, en promedio, 7 barriles anuales por
cada ecuatoriano, cifra que se redujo a 6 en los 80 y 90, mientras que en los
años 2000 la exportación per cápita cayó a 4 barriles por año. La brecha entre
producción y exportación, por lo tanto, aumentó en este periodo, lo que sugiere
que una porción cada vez mayor de la producción se destina a consumo interno
(para refinación). Esta brecha genera un problema debido a que el consumo interno
está subsidiado, y eso exige necesariamente mayores recursos fiscales,
especialmente en periodos con precios altos.
Crecimiento
Los periodos
de precios altos del petróleo han estado asociados con tasas de crecimiento de
la economía superiores al promedio histórico. En los años de precios bajos, por
su parte, se han registrado tasas de crecimiento menores, en varios casos
cercanas a cero. El crecimiento promedio de la economía en el periodo 1972-2016
fue de 3,8%; si se analiza el PIB per cápita el crecimiento promedio fue de 1,7%.
El Gráfico 2 muestra que el crecimiento per cápita superó al promedio del periodo
(1,7%) únicamente en los años en los que el precio del petróleo tuvo un
incremento importante y éste se sostuvo. Así, por ejemplo, en la década de los
70, cuando existieron dos shocks en términos de precio en 1973 y 1979, el
crecimiento del PIB per cápita bordeó el 4,3% anual. Durante las décadas de los
80 y 90, en cambio, los incrementos en los precios no fueron tan marcados ni
duraderos[3]
y el crecimiento per cápita fue prácticamente nulo. Mientras que a partir del
año 2002, cuando el precio del petróleo empieza a escalar sostenidamente hasta
superar la barrera de los $90 por barril durante el periodo 2010-2014[4],
el crecimiento per cápita fue alrededor de 2%. Es decir, estas aceleraciones en
el crecimiento no se sostienen una vez que los precios del petróleo disminuyen,
lo que en el largo plazo no permite consolidar los beneficios alcanzados por el
incremento inicial. La volatilidad en el crecimiento, por lo tanto, ha sido la
norma en estos 45 años. Estas tasas, además, resultan insuficientes si se busca cerrar la brecha con los países más desarrollados.
Gráfico 2: Crecimiento del PIB per cápita, 1966-2016
Fuente: BCE
Una situación recurrente
A partir de
1972 el petróleo ha determinado gran parte de la dinámica de la economía
ecuatoriana, principalmente por su peso en las exportaciones. Sin embargo, en
perspectiva histórica, el crudo, por su inherente volatilidad, no ha generado
un crecimiento económico sostenido. Las ganancias de corto plazo se diluyen
rápidamente cuando el contexto internacional, que se revierte cada pocos años,
cambia drástica pero previsiblemente. Pese a esto, la política económica no ha
estado orientada a cambiar esa dependencia. De hecho, se han desperdiciado
épocas de bonanza para consolidar políticas de mediano y largo plazo, por
ejemplo en términos producción, que permitan cambiar esa relación. La norma ha
sido sacrificar el crecimiento sostenido por tasas relativamente altas en plazos
cortos, lo que ha generado más réditos políticos que económicos.
*Artículo publicado originalmente en Carta Económica (septiembre, 2017)
[1]
Sierra, E. (1995). Petróleo. Abundancia y
Pobreza. CORDES. Tomo I.
[2] El
OCP se inauguró en 2003
[3]
Eventos como la Guerra del Golfo a inicios de la década de los 90 incrementaron
el precio, pero no en la magnitud ni en la duración vista especialmente en el
shock del 73.
[4] El
precio del petróleo sufre una caída en 2009, después de la crisis internacional
de 2008. Sin embargo, en 2010 se recupera rápidamente y sostiene por encima de
los $90 por barril hasta casi finales de 2014, cuando empieza una caer.
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