Los procesos
de democratización pueden iniciar cuando el dictador, el autócrata o el partido que
gobierna pierden el poder. Estos procesos son complejos y no tienen una sola
explicación detrás. Sin embargo, es posible enmarcar algunas de ellas dentro de
un cuadro común: el error. Esto quiere decir que muchos de estos procesos en
los que un país pasa de ser un régimen autoritario a uno democrático ocurren
por uno o varios errores de las personas que ostentan el poder. Justamente, los
errores en los que pueden incurrir estos líderes, de acuerdo a Daniel Treisman(UCLA) que estudia estos procesos desde 1800, son básicamente cuatro. Primero, la
arrogancia que lleva, por ejemplo, a subestimar el poder de la oposición. De
igual manera, sobrestiman su popularidad (ej. Pinochet) y convocan a una
elección o un referéndum que, lejos de legitimar su sistema, termina por dividir
a la élite y otorgando poder a los oponentes. El segundo error es el inicio de
conflictos militares (ej. Galtieri) con la esperanza de que alrededor de esta
causa común se puedan alinear la gran mayoría de ciudadanos. Sin embargo, en
casi todos los casos terminan perdiendo la guerra y el poder político. El
tercer error, por su parte, está asociado a la introducción de reformas
parciales para fortalecer el sistema (ej. Gorbachev), pero que terminan por
debilitar el régimen. Finalmente, se encuentra el error, cometido generalmente
por el grupo de poder o el partido y no por el dictador, de escoger una persona
para que tome el control con el fin de preservar el sistema (ej. Adolfo Suárez),
pero que termina destruyendo el mismo. Por lo tanto, en estos casos la
democracia emerge no porque las élites que mantienen el poder lo deciden, sino
porque, al tratar de impedirlo, cometen uno o varios errores críticos
(Treisman, D., 2017).
El caso de la
Revolución Ciudadana parece enmarcarse dentro de la última descripción, es
decir el error de entregarle el poder a alguien que debía preservar el statu
quo. Sin embargo, varias acciones previas, el referéndum y sus resultados
podrían ser el inicio de un cambio en el sistema que nos gobernó por diez años;
aunque me inclino a pensar que estas acciones están asociadas más a un tema de
supervivencia política, que a una búsqueda real de un sistema más democrático.
La presencia de varios actores, claramente asociados y cómplices del régimen
anterior, es una las varias medidas que hacen que la victoria del referéndum de
ayer haya que tomarla con pinzas. Por esta razón, los grandes objetivos deben
apuntar a restaurar las instituciones democráticas, exigir el restablecimiento
de los equilibrios macroeconómicos y la rendición de cuentas de quienes
manejaron el poder sin ningún tipo de fiscalización en el régimen anterior. Por
otro lado, creer que la victoria del Sí es apoyo y un cheque en blanco al
gobierno, sería un error tan grande como asumir que la RC está terminada o que
los votos por el Sí representan afinidad por algún candidato, del amplio espectro
político que apoyó esta opción. Como menciona Treisman (2017), no todos los
errores conducen a una democratización y la democracia emerge solo si las
estructuras y otras condiciones lo permiten. Por lo tanto, es el momento de estudiar
y entender el proceso de largo plazo (no sólo desde 2007), los errores como
sociedad y crear las condiciones necesarias y suficientes para que esto sea un
punto de quiebre y no un simple cambio de mando dentro del mismo grupo de poder.
Fuentes:
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